Sobre mí

A continuación te explico quién soy y las etapas por las que he pasado para llegar a tener una estabilidad, y poder vivir de lo que realmente me apasiona.

Nací en España y me crié entre Valencia y un pueblo de la provincia de Albacete donde pasaba los veranos.

Mi raíz Valenciana proviene de mi madre y la de Albacete de mi padre.

Me he criado en Valencia, exactamente en el barrio de el Cabanyal , un barrio bastante conflictivo donde muchos de sus habitantes son de etnia gitana, sumado a que a escasos metros de mi casa estaba el principal centro de metadona de valencia, el ambiente era algo turbio, bastantes tirones, muchos “trapicheos” , una delincuencia elevada en general.

Te puedes hacer una idea de mis influencias y con la gente que me movía desde una temprana edad.
Fui a un colegio de monjas que quedaba a escasos metros de mi casa, a nivel académico iba bien, pero a nivel social me terminaba peleando con mis compañeros cada semana, un desastre.

Y ahora hago un inciso, tal vez el comportamiento se debía a que en el ámbito familiar hubo una separación por parte de mis padres y me quedé con mi madre, sin referencia paterna biológica. Digo tal vez, porque lo que a mi respecta mi madre afrontó la situación de una manera ejemplar y tuve una infancia preciosa, pero entiendo que a un niño con esa edad le puede afectar. 

Sobre los 9 años empeoró mi actitud, no quise hacer la comunión porque no la entendía, no atendía en clase y me aburría en todas las asignaturas, exceptuando educación física y biología.

Eran las únicas que aprobaba porque me limitaba a estudiar el día antes y junto con lo que podía haber escuchado las salvaba. Recuerdo que cada semana los tutores llamaban a mi madre para contarle novedades sobre mi comportamiento y mis notas nefastas.

Sobre los 12/13 años tras haber repetido curso, recuerdo que nos sometieron a un examen para calcular nuestro cociente intelectual.

¿Mi puntuación? Un 115, puntuación por encima de la media.
Curioso, ¿a qué si?
Debería de estar sacando notas altas y por el contrario suspendía y repetía curso.

A los 13 años de edad mi profesora de educación física viendo que mi situación iba a peor. Decidió proponerme actividades en horario extraescolar, llevarme al gym de su hermano y a las pistas de atletismo del río de Valencia. Lo que consiguió despertar mi curiosidad y empecé a practicar atletismo cada día.

Pasados años me confesó que lo hizo para alejarme de posibles influencias negativas. Desde aquí, gracias.

14 años competí en atletismo y para mejorar mis marcas, decidí apuntarme a un gimnasio de barrio cerca de mi casa.

Motivado por Miguel, la pareja de mi madre tras la separación con mi padre biológico.
Mi confianza era plena, ya que él era preparador físico, íntimo amigo de grandes culturistas de aquella época, entre ellos Juan Antonio Beitia (Mr Universo). Además de estar terminando la carrera de medicina china y tener grandes conocimientos en nutrición.
Él fue mi primera referencia en el mundo de la nutrición y el entrenamiento, pero aún no lo sabía.

A los 16 años de edad. Decidí realizar un grado medio y salir del colegio.

El ambiente cambió y de suspender todo, pasé a sacar 9´s en asignaturas que seguían sin motivarme en exceso.
Terminé quedándome únicamente en el gimnasio, encontré un lugar donde me sentía cómodo, no fallaba nunca y donde me veía realizado cada día. Empecé a hacer nuevas amistades del mundo del deporte, pero era curioso porque no me relacionaba fuera del gimnasio con ellos.
Recuerdo que sobre esa edad llevaba dos años entrenando con gente que me sacaba muchos años, tuve la suerte de que en ese gimnasio la gente iba a entrenar de verdad. También combinaba el gym con defensa personal, pero mis amistades seguían siendo las de mi barrio. Rodearme de gente mayor que yo en el gym y fuera de el, me hizo vivir todo a temprana edad y a velocidad acelerada.
Pero hubo algo que me diferenciaba del resto de mis amigos del barrio, nunca fallaba un entrenamiento, daba igual lo que sucediera. Yo a la mañana siguiente tenía que ir a entrenar, caminar, etc… siempre me iba antes que mis amigos y cada vez pasaba menos tiempo en el barrio. Sacaba más tiempo para estar en casa, por ejemplo en el ordenador o leyendo algo en relación al deporte, cuando antes habría estado por la calle.

Llegaron los 18 años, sólo me motivaba lo relacionado con el deporte y la nutrición, era lo único que despertaba mi curiosidad.

Hasta el punto en el que el interés por hacer las cosas bien y mejorar en el gimnasio era tal, que le pedía libros sobre nutrición y entrenamiento a Miguel. Recuerdo a la perfección el primer libro que me leí sobre algo que no era “obligatorio para aprobar”.
El libro que posiblemente cambió mi percepción: “La nutrición del culturista” de Franco Columbu, la mano derecha de Arnold, una leyenda en el mundo del culturismo y mi primer referente pro.
19 años seguía estudiando pero las notas empeoraban, ya no eran 9´s, eran notas justas para aprobar. Decidí hacer un grado superior y seguir estudiando, por estudiar algo, no encontraba nada que despertara mi motivación.
Sobre esa época empecé a desvincularme bastante con el barrio. Mis intereses cambiaron bastante respecto a los de mis amigos, dejé se salir a la noche, bajar a la calle y perder el tiempo. Lo único que hacía era leer sobre nutrición y entrenamiento, probar rutinas, probar “dietas”.
La gente me preguntaba debido a mi evolución tan notoria de un año a otro, recuerdo que ese año la gente del pueblo que los veía de año en año no me conocía, fue mi primer volumen bien hecho y conseguí meter 10kg de masa muscular.
A todos los que me preguntaban, empiezo a recomendar y a explicarles lo que yo leía, de manera altruista por supuesto, porque disfrutaba intercambiando opiniones sobre ello.

20 años lo único estable en mi vida era el deporte.

El grado superior era un déjà vu de los estudios anteriores, estudiar lo justo y atender lo justo. Dejé el grado superior sin terminar por dos meses.
¿El motivo? Porque me aburrí. Además aproveché que mi madre se inició en un proyecto de restauración, para trabajar allí como ayudante de cocina.
Un restaurante Italiano, era perfecto, me encantaba la cocina, se me daba muy bien y quería solvencia económica (mi familia siempre fue muy humilde).

21 años de edad sigo trabajando en el restaurante ayudando a la familia, mientras sigo leyendo sobre nutrición pero sin dedicarle mi atención plena.

Por dejar de bajar a la calle, cambiar de ambientes y prioridades, empiezo a jugar a deportes electrónicos. Siempre me habían gustado pero nunca había sacado suficiente tiempo.
Sobre esa época toda la gente a la que asesoraba sobre entrenamiento y nutrición obtenía resultados.
Sí, no sé porqué pero así era. Se empieza a correr la voz y empieza a llegar gente preguntándome. Me toca empezar a cobrar por los servicios ante tal demanda.

22 años termino siendo uno de los mejores de Europa en el juego League of Leguends y haciendo retransmisiones en directo.

Lo primero es que no lo concebía como un posible trabajo, por lo que daba prioridad a otras cosas antes que a jugar, como entrenar, trabajar, leer… ya que para mí era un hobbie. No relacionaba en aquella época dedicarte a algo que te gusta.
Lo segundo, ese mismo año me voy sólo a vivir a Miami. Si dejas de jugar a un deporte electrónico de estrategia y de tanta rapidez mental por medio año, no vuelves al nivel sin infinidad de horas.
Actualmente varios compañeros de mi equipo de dicho juego son multimillonarios, empresarios o entrenadores de alto nivel. Gracias al haber tenido continuidad cuando yo lo dejé y tener una visión diferente a la mía en ese momento.
Sí… así es….

¿Cómo iba a pensar que jugar a algo que te gusta o hacer retransmisiones en directo, iba a ser uno de los trabajos con mayor remuneración económica y repercusión mediática?

Os reconozco que se me quedó una espinita clavada…

Con 23 años de edad vuelvo a Valencia, el restaurante familiar iba muy mal por la crisis económica de España y tenía que ayudar a mi madre.

Ella siempre estuvo ahí, mi apoyo incondicional y sería incapaz de fallarle nunca.

Si os soy sincero, al volver de Miami a Valencia pensé que había dado cien pasos atrás. Había perdido la oportunidad de seguir a un nivel alto en los deportes electrónicos y las posibilidades infinitas que tenía en EEUU por la atmósfera que me rodeaba.

Volví a trabajar en un restaurante, como cocinero, fregando platos, sin cobrar y haciendo más horas que nadie, quien tenga un local sabrá que los dueños son los últimos que cobran cuando la cosa está mal, y creedme estaba muy muy mal. 

Pero enfadado por la situación decidí cambiar la forma de ver esa experiencia en Miami que tanto me había marcado.

Recordé todo lo que había vivido en EEUU, empecé a aplicar todo lo que había visto y escuchado de gente muy grande allí, con un estatus social muy alto, con un poder económico brutal y unos trabajos que no se consideran ni trabajos, era un estilo de vida que no concebía ni en sueños.

Me paré a pensar y analicé qué era lo único que se había mantenido año tras año en mi vida, qué me seguía motivando, qué era lo que me aportaba felicidad y plenitud.

Me costó 23 años llegar a comprender que mi pasión, podía ser mi profesión.

No concebía que podía vivir de lo que tanto me gustaba, ¡estaba ciego! no veía que ese estilo de vida era la clave. El deporte y la nutrición era lo único estable en mi vida, era lo que aportaba equilibrio a todo y lo único que ponía mi mente a trabajar como si no existiera nada más.

24 años de edad. Empieza mi versión. Mi vida se resumió en trabajar en el restaurante, entrenar en las horas libres y estudiar de manera autodidacta nutrición y fisiología todo el resto del tiempo.

Me levantaba pensando en nutrición, me acostaba pensando en cómo mejorar los entrenamientos a la gente que seguía asesorando. Quería vivir de ello, sin jefes, con el horario que yo considerase, ayudando a los que me rodeaban a lograr sus objetivos.

Se volvió una obsesión, me volví loco en invertir dinero que no tenía en formaciones.

Curioso, ahora me tocaba invertir dinero en lo que años atrás habría pagado por no ir.

No disponíamos de suficiente dinero y mi tío me dio parte del coste que necesitaba para poder cursar la formación. En una de las mayores academias a nivel nacional Apta Vital Sport, para la obtención de la titulación como entrenador personal y de alto rendimiento, especializado en técnicas de musculación. Así poder ejercer como entrenador personal reconocido por la FEEPF teniendo también reconocimiento internacional por Europe Active, como Personal Trainer con un valor máximo de ICEF.

¿Sabes lo curioso?

Mi profesor para dicha titulación resultó ser Juan Antonio Beitia, ex competidor profesional, de los mejores preparadores y con un currículo abrumador. Si, el íntimo amigo de mi referencia paterna Miguel, al cual había visto competir desde que yo era un niño.

¿Casualidades? Parece que esto me acompañaba desde la infancia pero yo no veía las señales.

Por cierto, ese mismo año el restaurante se va a la quiebra, dejando un agujero de deudas infinito. Deudas que arrastraremos años.

Parece que una puerta abre cuando otra se cierra.

Con 25 años de edad. Me dedico de manera plena a lograr los objetivos de la gente que me contacta.

Ya vivía de mi pasión a tiempo completo.

Mi vida se resume en trabajar con clientes, entrenarlos de manera presencial, estudiar, dedicarme más tiempo para entrenar y probar en mi todo lo que aprendía.

A su vez, para ganar un extra económico empiezo a trabajar en la noche a tiempo parcial como imagen, modelo y camarero en varios locales de aquí. Gracias al haberme criado en un gym de barrio, todos los que trabajan en las discotecas como seguridades son íntimos amigos y me resulta fácil encontrar trabajo en la noche.

De esta manera podía sacar mayor beneficio económico, trabajando por las noches y entrenando a clientes por las mañanas. Mi lógica en ese momento era, mayor beneficio =  mayor gasto en cursos, libros y titulaciones.

Con esos cambios mi mentalidad cambia. Entendí que mi tiempo empieza a ser el bien más preciado que puedo ofrecer, sólo lo invierto en lo que realmente me aporta conocimiento y/o felicidad.

Cuando os digo que me obsesioné, creedme que así es mi mentalidad.

Llegaba al punto de querer optimizar tanto el tiempo, que grababa clases de bioquímica de la universidad, podcast de referentes en el sector de la nutrición y fisiología como Lyle Mcdonald, Layne Norton, Mike Israetel, Eric Helms, etc… y las escuchaba en cada caminata, en cada rato libre.

En éste mismo año estoy tan cegado con crecer en todos los aspectos que me propongo llegar a más gente, ¿cómo? decido dedicarle tiempo a las RRSS, intentar crecer en ellas para poder transmitir mi estilo de vida a mucha más gente.

Pensé que lo que a mí me pudo ayudar tanto, en tantos aspectos, también le podía servir a alguien.

Y gracias a navegar en RRSS encuentro nuevos referentes españoles en el mundo de la nutrición y fisiología, como son Paloma Quintana, Ismael Galancho, Walter Suarez, Sergio Espinar, Víctor Reyes (FitneessReal), Miguel Ángel Florido y muchos otros. Empiezo a invertir tiempo y dinero en acudir a todas sus ponencias, charlas, coloquios e intento impregnarme de sus conocimientos.

A los 26 años de edad. La famosa bola de nieve con la que tanto soñé había cobrado vida.

Trabajaba en clínicas multidisciplinares de entrenamiento, diferentes centros, por mi cuenta y en la noche.

¿Dónde iba ese dinero? A formaciones y a comida para las preparaciones de fisicoculturismo.

En aquella época, decidí dar el paso a las competiciones, si, cuando aún no estaban de moda y sólo lo hacían los “obsesionados”. Después de 12 años sin parar de entrenar, había probado infinitos protocolos, infinitas rutinas, lo más loco que os podáis imaginar, pues eso ya lo había probado. Recordad que desde los 14 años había estado rodeado de la gente más fuerte de Valencia, mi gym era old school máximo, con una mentalidad de la vieja escuela, algo que agradezco porque me enseñó infinito.

Pero pese a haber jugueteado con protocolos, tenía que saber en mis propias carnes que se siente ante una preparación extrema. No podía asesorar a competidores si yo no lo sentía previamente, igual que no puedo recetar una dieta low carb, series en dominadas, sentadillas al fallo o cualquier protocolo, si no sé lo que se siente. Esa es mi filosofía.

Estuve tres años seguidos compitiendo de forma natural.

En una preparación llegué a contar más de 160 días sin variar nada que no estuviera en la planificación nutricional, sin “comidas libres”, fallar absolutamente en nada. Sin pizza, creedme que así fué.

¿Os imagináis lo que es?

A día de hoy veo gente que se queja por estar 28 días con una dieta flexible. Lo que hice fueron 160 días de dieta muy estricta, creedme cuando digo muy estricta, si, sin pizza. Fueron unos años en los que necesitaba ponerme a prueba, me encantaba retarme, medir todos los límites mentales y físicos. Y eso me dijo mucho de mí, me hizo crecer, conocerme y me aportó unos conocimientos empíricos que no lo dan los estudios.

Recuerdo que al terminar muchos de los entrenamientos a semanas de competir, llamaba a mi madre para que evaluara mi punto físico, ya que mi visión estaba distorsionada. El simple hecho de hablar con ella sobre la trayectoria y evolución física, sentir su apoyo mientras entrenaba, haciendo lo que me gustaba, terminaba emocionandome, experimentaba una sensación de plenitud por ese sacrificio voluntario que no os puedo describir. Ella puede dar fe de ello. Aprovecho para darte las gracias por todo mamá, eres una guerrera. 

Volviendo a mi mentalidad… ¿Es necesario te estarás preguntando?

No lo sé, pero en aquella época ya tenía la actitud que tengo ahora.

Le llamo la del 110%.

Aplicar un 110%  en todo lo que me propongo. En la mente no existe la posibilidad de dar el 50% en algo, siempre ofrecerás el 110% de ti. Da igual si lo logras o no, sé que nunca tendrás esa sensación de “tendría que haber dado un poco más”. 

Me di cuenta que si ponía el foco, creía en ello, me visualizaba lográndolo a la vez que aplicaba el 110%, era capaz de poder materializarlo todo.

Llegaron los 29 años de edad. Fundé mi propia marca personal “Tano Villar” y encontré el equilibrio. “No Lift No Pizza”.

Todos los referentes españoles de nutrición y fisiología que os mencioné anteriormente, se convirtieron en amistades y compañeros.

Crecí en Instagram hasta tener más de 10k seguidores partiendo desde cero.

Durante esos años atrás había ayudado a crear centros deportivos, proyectos en relación a la salud, ayudado a atletas y todo tipo de casos a lograr sus objetivos. Seguía invirtiendo dinero y tiempo en titulaciones, una de ellas como graduado TS en Nutrición y Dietética, para poder trabajar como sanitario.

Había llegado a un punto que materializaba todo lo que me imaginaba, era cuestión de paciencia.

Por aquella época mi agenda de clientes estaba siempre llena y sólo trabajaba con casos que yo personalmente elegía. Decidí especializarme en lo que más me gustaba, en la mejora de la composición corporal, dieta flexible y ayuno intermitente. Gracias al haber competido, haber experimentado las máximas restricciones, haber probado todos los protocolos habidos y por haber, sumado a todo lo estudiado, tenía un conocimiento empírico brutal. Que me permitió comprender la importancia del equilibrio y conocer en todo momento como se podían sentir los clientes que habían pasado por situaciones similares (posibles TCA), gracias a ello podía abordar el caso de manera directa, ajustando la nutrición tal y como a mi me hubiese gustado tenerla en aquella época.  

Me permitía dar el 110% de mí en cada caso, lo que aseguraba una tasa de éxito con mis clientes muy alta.

Y por si no era suficiente, encontré lo segundo más bonito después de mi pasión. El equilibrio, me lo tatué en la nuca. Las competiciones, el proceso de pruebas, sentir los extremos en la piel, me hicieron ver y apreciar el significado real del equilibrio.

Dejar de comer pizza tenía sentido. Si al final todo pasa por algo…

Con 30 años de edad me convierto en el Nikola Tesla del equilibrio.

Logré algo que había soñado durante mucho tiempo. Empecé como docente impartiendo clases de “Nutrición Deportiva de Alto Rendimiento y Dietética Avanzada” y en la formación “Entrenador Personal de Alto Rendimiento y Técnicas Avanzadas de Musculación” junto con Juan Antonio, un referente para mí, en Apta Vital Sport una de las academias más importantes a nivel nacional. Justamente la misma en la que yo me saqué mi primera titulación.

¿Casualidades?

En esas mismas fechas, también vuelvo a mi antiguo colegio e imparto clases a toda primaria y secundaria sobre educación alimentaria. De oyentes tengo a decenas de niños y a mis antiguas profesoras, esas que me vieron salir de allí sin rumbo.

¿Casualidades de nuevo?

Dejo de trabajar con clientes presenciales porque mis prioridades cambian. Mi cartera de clientes sigue llena y me centro en trabajar de manera online. Es la única forma de poder ofrecer ayuda a más gente y pese a que el trato presencial lo veía más eficiente, me especializo en el trabajo online y los resultados son exactamente igual o mejor. Esto también me ayuda a no tener limitaciones de horarios y la prioridad sigue siendo el equilibrio. 

¿Recordáis el estilo de vida y el trabajo que tenían todos los grandes que conocí en Miami?

Puedo decir que lo he logrado. 

Como os mencioné mi inversión de tiempo y prioridades cambiaron, me centré en el crecimiento personal, el tiempo que me quedaba libre estudiaba inteligencia financiera y dedicaba el máximo tiempo a viajar.

De hecho mi 30 cumpleaños lo celebré yo sólo en Sri Lanka, un viaje de más de dos semanas recorriendo la isla con sólo una mochila. Sin duda otra gran experiencia que me hizo cambiar el modo de apreciar la vida.

Desde mi cambio de mentalidad sólo gozaba fuera de zona de confort, y por ese mismo motivo decidía cada cierto tiempo, hacer algo totalmente nuevo.

Comencé a practicar Boxeo, un deporte que me había encantado desde hace años pero nunca había dado con el lugar idóneo. Mi mentalidad del 110% me hizo llegar al punto de entrenar 4/5 días boxeo combinado con 6 días de entrenamiento de fuerza. Pasé tanto tiempo y fue tan intenso, que parecía una segunda casa. Encontré grandes profesionales y grandes amigos.

Al dedicarme más tiempo, establecer nuevas prioridades y crecer en RRSS me hizo a su vez conocer mucha gente.

Entre ellos nuevas amistades con las mismas pasiones, además de entrenar les encantaba comer y encima comían más que yo ¿os imagináis mi cara al ver que eso era posible?

Por si fuera poco, quedaba todo inmortalizado para verlo en la posteridad, sus profesiones era la de Youtuber. Hasta recorrimos EEUU en furgoneta comiendo todo a nuestro paso y grabando toda la aventura. Vivir gracias a comer, entrenar y viajar. Una completa locura.

Llegó un punto en el que la comida junto al entrenamiento llegaban a un equilibrio perfecto y quería mostrarlo a todos.

Tan sólo un año después con 31, llega una pandemia mundial, todo en mundo se bloquea pero veo la oportunidad de salir de la zona de confort.

He llegado al punto en el que no puedo contestar a los mensajes diarios de Instagram. Decido invertir en material para poder hacer retransmisiones en directo en Twitch para  ayudar a todo el mundo ya que por Instagram me resulta imposible, debido al crecimiento y la masificación de mensajes, no me da el tiempo físico.

¿Recordáis la espinita que tenía por no haber seguido jugando al LOL y haciendo directos? Pues ya me estaba redimiendo y con creces.

Y en la actualidad, con 33 años de edad llegué al zenit de mi carrera como dietista y entrenador, crear este proyecto y tener mi propio canal de Youtube.

Que en tan sólo 5 meses llegó a la cifra de más de 50.000 suscriptores y en menos de un año logramos más de 100.000 suscriptores con varios millones de reproducciones. Mil gracias a cada uno de vosotros desde aquí.

Gracias a eso, gracias a la expansión de redes sociales y a éste proyecto, tengo la posibilidad de poder ayudar a muchísimas personas a lograr sus objetivos.

Entendí que si quiero llegar a todos, aportar los conocimientos que he ido adquiriendo a lo largo de mi vida y transmitir mi estilo de vida en equilibrio, necesito derivar, necesito apoyarme en profesionales formados por mí y con mi mismo estilo/filosofía de vida. 

Ha dado comienzo el proyecto de mi vida, con el que soñé hace años…

¿Quieres que te ayude a lograr el tuyo?